sábado, 4 de marzo de 2017

Migrañas

No pude aguantar ni un segundo más en pie, había subido las escaleras corriendo, eran diez malditos escalones que me habían logrado dar un terrible dolor de cabeza, no aguanté más y caí rendida sobre mi cama.

Estaba sobre una manta, sentada sola y al parecer esperaba a alguien. Hasta que él apareció, traía una hoja, algo había escrita en ella, pero al parecer él no quería dármela, quizás no era para mí. Me levanté e intenté caminar hacia él, pero se fue alejando de a poco. Tomé una bocanada de aire y reaccioné, yo podía hablar.
-¿Me tenes miedo? –Entonces pude verlo reírse, esta vez no estaba sonriendo, él se reía, era gracioso verlo y no poder oírlo, pero al mismo tiempo me hacía preguntarme por qué pasaba todo esto. Fue en ese instante cuando una piedra cayó sobre mi pie, estaba envuelta en una hoja de papel. La tomé y la leí.
“Creí que eras vos la que tenías miedo, Clarissa”
No comprendí en absoluto su punto de vista ¿por qué debería temerle? ¿Era malo? Intenté acercarme nuevamente pero él volvió a retroceder, y en parte lo agradecí. Quizás no estaba muy segura de qué hacía él siempre en mi sueños, quizás era una clase de hombre malo, aunque su cara era parecida a la de un ángel, un bronceado y hermoso ángel.
-¿Debería tenerte miedo? ¿Quién sos? –él no contestó nada, me senté nuevamente sobre la manta, mis piernas me dolían bastante y ese hombre estaba justo frente de mi haciendo aparecer y desaparecer pequeñas hojas de papel. Me lanzó otra piedra y leí el siguiente mensaje.
“¿Le tienes miedo a los fantasmas?”


Me desperté sobresaltada, giré porque sentí la presencia del alguien. 

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Ya ni me acuerdo como se hacía esto