La noche estaba oscura, pocas luces llegaban hasta donde nos encontrábamos. La luna nos brindaba la poca la luz con la que nos manteníamos mirándonos a los ojos. Fue en ese momento cuando lo supe, incluso con dos cervezas arriba. Él estaba ahí, no para guiarme en la oscuridad, sino para acompañarme.
-El amor se trata de eso - dijo - se trata de acompañar, de caminar al lado
Entonces comprendí que quería caminar a su lado, sin importar que tan lejos nos llevara, sin importar si llovía, sí hacía calor o si la tarde estaba fresca. Quería estar a su lado.
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