miércoles, 29 de agosto de 2018

Promesas


Cuando apenas nos conocimos prometiste que nos volveríamos a ver. En esos tiempos yo no hablaba mucho, me habían robado la voz. En esos tiempos, vos no hablabas casi nada, no querías ni sabías como hacerlo.
Cumpliste tu promesa y volvimos a vernos. Reiteradas veces. Yo empecé a recuperar mi voz, poco a poco. No fuiste vos el que la trajo de nuevo. Fui yo misma y mis ganas de evadir con chistes malos y  todos esos silencios incómodos que salían de tu interior.
Diez citas después y tres meses más tarde, te robé el primer beso.
Mágico, de esos que te trasportan a otra galaxia, de los que te hacen temblar las piernas. Fue ese beso lo que me empujó a seguir. Quería más de esa sensación, de esa alegría, de ese viaje a otra galaxia.
Pero vos ya no estabas ahí. No de la forma que yo quería, ni de la forma que necesitaba.
Prometiste ser mejor. Me prometiste tu corazón, tu tiempo y prometiste una y otra vez que no volverías a lastimarme.
Miles de promesas tiradas a  la basura. Miles de promesas que nunca fueron más que un montón de palabras sin significado. Ni para mí, ni para vos. Porque ambos sabíamos que no duraría.
Porque ambos sabíamos que esas promesas eran solo mentiras.

Ya ni me acuerdo como se hacía esto